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julio 09, 2010

Incongruencias con Cuba

Aunque el gobierno cubano esta semana prometió la liberación de presos políticos, no quiero dejar de publicar en este blog mi columna del fin de semana pasado, que igualmente tiene validez.

“Soy de los periodistas que albergan dudas sobre si el embargo económico de Estados Unidos a Cuba es o no una buena práctica o si sigue siendo el mensaje más adecuado para corroer la dictadura y presionar por cambios a favor de los derechos humanos y las libertades.

Aunque creo comprender los argumentos a favor o en contra, e indistintamente me posiciono en un u otro lado de la discrepancia, lo que no entiendo, son las incongruencias del gobierno estadounidense. El miércoles, la Comisión de Agricultura del Congreso en Washington votó, con mayoría oficialista, un proyecto de ley que permitirá el turismo de estadounidenses a Cuba y ampliará las exportaciones de productos agrícolas, flexibilidad que se suma a la adoptada el año pasado por el presidente Barack Obama, al eliminar trabas para que los cubanoamericanos viajen a la isla.

No obstante que los legisladores argumentan que la nueva ley no anularía el embargo impuesto hace cinco décadas, ciertamente es contraria a los principios y espíritu que lo originaron, pues en Cuba la situación de los derechos humanos no sólo que no ha mejorado, sino empeorado. Basta con revisar el informe de Amnistía Internacional divulgado en Madrid esta semana que estableció que la represión de la libertad en Cuba, es estricta y sigue intacta, manifestándose a través de detenciones arbitrarias, interrogatorios y amenazas constantes para callar a la disidencia.
El citado informe, “Restricciones a la libertad de expresión en Cuba”, reclama que la represión contra periodistas y disidentes, lejos de aminorar, ha aumentado; lo que coincide con el reclamo que desde el 2003 viene haciendo la Sociedad Interamericana de Prensa para que se libere a decenas de comunicadores independientes y presos políticos, y que hoy es eje central de la misión del psicólogo y opositor Guillermo Fariñas, encarnada a través de su feroz y decidida huelga de hambre.
Esta incoherencia de la política estadounidense sobre la indecisión entre apoyar medidas económicas o exigir libertad, queda aún más en evidencia a la luz de una ley que Obama sancionó en mayo. La legislación, que lleva el nombre del periodista Daniel Pearl, del diario The Wall Street Journal, decapitado en Pakistán en el 2002, exige al Departamento de Estado que en sus informes sobre derechos humanos, diagnostique el estado de la libertad de prensa en cada país analizado.
La importancia de la ley radica en que se abre la posibilidad para que el gobierno pueda aplicar sanciones económicas o condicionar asistencia financiera a aquellos estados que como Cuba, Venezuela, China, Vietnam o Irán, entre otros, encarcelan periodistas, cierran medios o restringen las libertades de prensa o reunión.
En el caso del régimen cubano, las autoridades le echan la culpa al embargo estadounidense de todas las condiciones infrahumanas en la isla, sin embargo, como recalca Amnistía, aunque el impacto es negativo, ello no es excusa para violar los derechos humanos y restringir las libertades a 11 millones de cubanos, con castigos que el Código Penal aplica a quienes representen “peligrosidad social”, distribuyan “propaganda enemiga” o manifiesten “desprecio a la autoridad”.

El gobierno cubano escuda en su propaganda contra el embargo las mismas injusticias y burlas que por décadas disimuló ante la comunidad internacional. Muestra ahora, con la intermediación de la Iglesia Católica, una preocupación ficticia por los disidentes, a quienes está liberando a cuentagotas, como a Ariel Sigler Amaya, o trasladando a reos enfermos a cárceles más cercanas a sus domicilios.

A pesar de la incoherencia, es justo reconocer, que EEUU sigue siendo uno de los países más firmes respecto a Cuba. Aún más incongruentes, resultan muchos gobiernos de la región que achacando al embargo todos los males que aquejan al régimen cubano, pidieron su reinserción a la OEA, a sabiendas de que es el gobierno que viola todos los preceptos de la Carta Democrática Interamericana.

Aún así, Washington debería ser más coherente. No debería flexibilizar su política con aquellos países donde empeora la libertad de prensa como establece la ley Daniel Pearl, una actitud de doble moral parecida a la de algunas celebridades y cantantes, que condenan por “principios éticos” el embargo a Cuba, aunque organizan boicots contra Arizona por su ley de inmigración”.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...