lunes, 4 de julio de 2011

Poco fútbol, el de los grandes


Las expectativas eran grandes para los tres más grandes de Sudamérica. Pero ni Messi, ni Forlán ni Neymar pudieron dar la cara por Argentina, Uruguay ni Brasil. Los tres equipos grandes quedaron empatados con equipos mucho más chicos y ante los que eran ampliamente favoritos, como Bolivia, Venezuela y Perú.

Los cracks más famosos del mundo parecieron atolondrados y alejados del aura de grandeza que les acompañó. De Messi se sigue hablando de que no está acomodado con el equipo como en el Barcelona, de Neymar hubo que aguantar sus locuras tras su pelea con el técnico de Venezuela con quien casi se agarra a las trompadas y de Forlán se espera que en algún momento deje atrás su sequía goleadora de cuatro meses.

La Copa América, a no ser por las victorias de Colombia y Chile, aún sin el aporte de Falcao ni de Sanchez, no deslumbra todavía por el fútbol, hecho por deportistas que no están acostumbrados a jugar ni en equipo ni en su país. Sudamérica ha engrandecido y ayudado en forma individual a otras zonas futboleras como la europea, pero ha perdido en calidad de fútbol de equipo. No es fácil armar un equipo cuando uno sólo de los 23 jugadores juega en algún equipo local, como en el caso del arquero argentino Carrizo que juega en River Plate (incluso ya no es equipo de primera división, aunque duela y cueste creerlo), o también la mayoría de los integrantes de Brasil y Uruguay.

Los comentaristas y los propios jugadores hablan sobre que ya no hay diferencia entre equipos chicos y grandes. Ya nadie tiene ventajas sobre nadie. Es verdad, pero también en cierto que la gran diferencia con el fútbol europeo, es que la mayoría de los jugadores de sus selecciones están en sus países de origen y tienen así más disponibilidad y posibilidades de trabajar en sus equipos.

El poco fútbol de la Copa América refleja estos patrones, que si bien no son nuevos, se están acentuando cada vez más.

Ojalá que la próxima ronda los jugadores estén menos atolondrados.