La inseguridad pública es la preocupación mayor de los latinoamericanos. Desde México hasta la Argentina, pasando de Brasil a Ecuador, ningún ciudadano se siente a salvo de sufrir violencia, un atraco o un secuestro express. Todo ha cambiado para peor, incluso en aquellas ciudades, como Buenos Aires, que hasta hace unos años se enorgullecían por su tranquilidad.
En ese sentido, no hay ciudad más demostrativa que Lima. Cuando uno desembarca en el aeropuerto del Callao, y en el recorrido hacia los hoteles de los barrios más acomodados de la ciudad, como San Isidro y Miraflores, no se puede dejar de sorprender de las casas, edificios y comercios que parecen verdaderas fortalezas medievales, con doble rejas de lanzas bien puntiagudas, muros, guardias y hasta alambres electrificadas. Casa humilde o majestuosa da igual, todas están protegidas por una cultura que ha aprendido a desconfiar de la protección del Estado.
Ni el gobierno ni las instituciones de seguridad tienen un gran banco de confianza, aunque la floreciente economía peruana que ha sacado a muchos de la indigencia y de la informalidad laboral, se ha encargado de reducir los niveles de pobreza, y con ello los índices criminales. Sin embargo, no es suficiente todavía para caminar sin mirar de reojo o subir a un transporte público sin poner la billetera en el bolsillo delantero.
Lima es una ciudad rústicamente bella, colonial, arqueológica y con una gastronomía incomparable; pero sin la tranquilidad y la seguridad necesarias, ninguno de esos atributos puede saborearse a plenitud. Me pregunto cuánto debe estar perdiendo esta ciudad en ingresos por turismo, por no tener la visión de hacerla segura y confiable.
Quiero contarles sobre los procesos creativos de esta nueva historia sobre la verdad, la libertad y el miedo al futuro. Es mi nueva novela y espero publicarla cuando se sincronicen los planetas (las editoriales) o cuando se me acabe la paciencia y decida autopublicar -- Los contenidos de mi blog Prensa y Expresión están en el archivo. Blog por Ricardo Trotti
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2 comentarios:
Lo increible de Lima es la cocina, y el pisco souer, que es nuestro, no es chileno, y eso hace olvidar cualquier inseguridad que pueda haber... asi que no hable de mi ciudad que es la mas hermosa y linda y preciosa de la tieerraaaaaa!!!!!!!!
ES VERDAD EL PISCO ES PERUANO
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