Un anuncio de la CNN por la radio mientras venía al trabajo me sorprendió como a millones con la muerte intempestiva de Néstor Kirchner este mañana. Mi primera reacción fue pensar en el después, sobre si su infarto y su muerte súbita es la del kirchnerismo también; un movimiento que el ex presidente venía consolidando en la última década sobre la base de un muñequeo político infernal y un estilo permanente de confrontación en todos los frentes: dentro del peronismo, con la oposición y con la prensa.
En lo particular, creo que su forma feudalista de gobernar, incluso detrás de las bambalinas y del poder de su esposa, le hizo siempre mucho mal al país de todos los argentinos, lo digo así porque para muchos conciudadanos su estilo fue mucho mejor o no tan nefasto como el de los antecesores, así hayan sido peronistas o radicales. Pero más allá de esa salvedad, Kirchner representaba, como en muchos países latinoamericanos, al líder responsable de polarizar y politizar a toda la sociedad.
Era probable que él hubiera sido el próximo presidente después de las elecciones del 2011 y así continuaría su legado y el de su esposa, y de paso se inmunizaría por varios años más para evitar lo que casi siempre le sucede a los presidentes latinoamericanos cuando dejan el poder – incluso Alvaro Uribe – que son demandados, enjuiciados, encarcelados o ven mejor suerte en el exilio.
Tras su muerte no creo que CFK, como le gusta llamarse a la presidenta que ayer inauguró su propio canal en YouTube (para hablar de las cosas positivas que ella dice los medios no hablan) tendrá la fortaleza personal para llevar las banderas del kirchnerismo, ni tampoco creo que la talla le dará a Aníbal Fernández, el jefe de Gabinete, ni a Héctor Timerman, el canciller, que fueron siempre los funcionarios de jerarquía que matarían por defender al régimen. Tampoco creo que un sindicalista como Moyano, ni el hijo de Kirchner desde La Cámpora podrán dar seguimiento a nada, no solo que no tienen consenso sino que tampoco tienen la sagacidad política para sobrevivir y maniatar a los demás. Creo que sin el líder natural, habrá más desbande que re ensamble.
La única líder que le queda al kirchnerismo es la propia Presidenta. Dudo, sin embargo, que esté acompañada de fieles colaboradores, porque casi toda la fidelidad la guardaban para su ex esposo. Me da la sensación que se abre una nueva época para la Argentina, que la oposición se fortalecerá y el país buscará nuevos rumbos.
Claro está, ello no es garantía de nada. Hace rato que la política argentina poco hace para crear un país en grande. Todo es coyuntura, objetivos a corto plazo, electoralismo. El egoísmo, creo, es el mayor desvalor de la política argentina, además de una permanente falta de visión que no permite construir.
2 comentarios:
Que mierda que es la globalizacion... Desde tan lejos nos tenemos que bancar la imbecilidad de los "imbeciles".
Poco a poco los defensores del gran vende patria y ladron de Mel "el burro" Zelaya estan desapareciendo! La justicia divina llega tarde pero llega! Viva Honduras! Viva Honduras! y Viva Honduras!
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