lunes, 15 de junio de 2009

¿Por qué?: Hilda, Cristina, Raúl y Fidel

¿Por qué muchos se preguntan – y con razón - si la llegada de la neurocirujana Hilda Molina a Argentina es parte de un guiño electoral que Raúl Castro le dio al gobierno de Cristina de Kirchner para las elecciones legislativas de fines de mes?
¿Por qué recién después de 15 años de pedir autorización para salir del país, el gobierno comunista de La Habana le otorgó el permiso recién ahora? ¿Será una razón humanitaria porque han internado a la madre de Molina de 90 años? ¿No es sospechoso que en Cuba haya decenas de casos similares de personas que tienen visas de entrada humanitarias otorgadas por otros países, pero a los que no permiten salir? ¿Por qué el gobierno no suele dar explicaciones ni las dio tampoco en este caso?

¿Por qué la Presidenta argentina no pidió absolutamente nada sobre Hilda Molina, ni por los presos políticos ni por los periodistas independientes encarcelados en la isla cuando visitó La Habana a principios de año, y sólo pretendió la foto al lado de Raúl Castro?

¿Por qué en Argentina se hace de esto un juego político – o al menos se lo aprovecha – diciendo ahora que en el Congreso se está analizando otorgarle a Molina la ciudadanía argentina cuando hay tanto inmigrantes de países vecinos que son explotados, marginados y a quienes se les niega siquiera un permiso de trabajo?
¿Por qué, después de que el caso de Hilda Molina demuestra que Cuba es una cárcel gigantesca que retiene a todos sus ciudadanos porque le da la gana quitándoles todo atisbo de libertad, hay tantas personas en el mundo que defienden a este tipo de regímenes?

Cuba es solo esto: un ¿por qué? Un régimen lleno de interrogantes sin respuestas y con actitudes que siempre son políticas. Todo, absolutamente todo, es en reacción a algo, y este caso de Hilda Molina no parece ser ajeno a ese modo de actuar.

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