diciembre 27, 2011

Orgullosos por Brasil


Tarde o temprano llegaría el momento en que Brasil descollaría como potencia mundial. Para orgullo de América Latina, acaba de ubicarse como la sexta economía mayor del mundo dejando relegado a Gran Bretaña al séptimo lugar.

Como dije a principios de año, el desafío de Brasil no es la economía ni ser potencia, sino como posicionarse como líder mundial. Para ello, más que de ingresos tendrá que centrarse en desarrollo sostenible y con una política enfocada en los derechos humanos, donde tendrá que seguir adoptando medidas para derribar el peso de la inequidad, porque es en este país – y como muchos de nuestro continente – donde la riqueza se concentra en un reducido número de ciudadanos.

Dilma Rousseff ha seguido con muchos de los planes iniciados por Lula da Silva para terminar con el hambre, mejorar la educación y hacer del país un lugar jurídicamente seguro para las inversiones, lo que en este año, con inversiones extranjeras de 65 mil millones de dólares, muestra claramente la confianza que los capitales golondrinas no tienen en otros países como Argentina y Venezuela.

Ahora detrás de EE.UU., China, Japón, Alemania y Francia, Brasil no tardará mucho en superar a otras economías, en especial porque también tiene a su favor los vientos equilibrados de las nuevas fuerzas tecnológicas y las materias primas. Con 190 millones de habitantes, Brasil tiene una fuerza laboral y de consumo apropiada sin la presión de otras economías emergentes como la India y China, que todavía deben resolver problemas de pobreza masiva y extrema entre sus masivas poblaciones.

Más como líder que como potencia, esta nueva posición para Brasil implica que debe asumir nuevas responsabilidades. En lo interno, hacer que el país se vea cada vez menos vulnerable a la corrupción, su mal endémico y en lo externo, que empiece a renegar de regímenes que no se comportan democráticamente, de los que ya sobran en América Latina.



diciembre 26, 2011

Malo y bueno en libertad de prensa


En materia de libertad de prensa y de expresión en América Latina es bueno que este 2011 se marche y el próximo nos traiga esperanzas de que pueda ser mejor. Fue un año truculento, oscuro.

24 periodistas latinoamericanos fueron asesinados por su trabajo, en Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Perú y República Dominicana.

Varios presidentes atacaron continuamente a la prensa, periodistas y medios de comunicación, mediante acciones legales y judiciales, así como discriminando a los comunicadores por sus posiciones críticas y denuncias. Entre los presidentes que más se destacaron en este rubro figuran principalmente y en orden decreciente: Rafael Correa, Hugo Chávez, Raúl Castro y Cristina de Kirchner.

Dos de ellos con golpes muy fuertes a la libertad de prensa: Rafael Correa logró que se le sentencie a directivos de El Universo a que le paguen una indemnización de 40 millones de dólares y a tres años de cárcel por haberlo criticado en una columna. En Argentina, la presidenta Kirchner, al igual que su fallecido esposo que siempre confrontaba a la prensa, logró que se pase una ley que declara al papel para periódico de “interés público”, por lo que el Estado tendrá mayor ascendencia sobre este insumo, retrotrayendo a la Argentina a épocas nefastas de censura peronista.

En la nota positiva, si algo hay para destacar, merece ser la presidenta brasileña Dilma Rousseff. Además de negarse continuamente – incluso de ir en contra de su partido – a dictar una ley de medios, promulgó la esperada ley de acceso a la información y transparencia, lo que servirá para que el gobierno se someta a mayor escrutinio de parte de sus ciudadanos. También para destacar, merecen los gobiernos de El Salvador y México, países donde se han despenalizado los delitos de difamación, lo que evitará que quienes critiquen a las figuras públicas terminen en la cárcel.




diciembre 24, 2011

Raúl Castro y su regalo de Navidad


La libertad de trasladarse, de reunión y asociación es una de las más preciadas del ser humano, porque tiene raigambre directa con el libre albedrío, esa condición natural con la que Dios nos creo, y la que el comunismo y los regímenes dictatoriales se desviven por reprimir.

El presidente Raúl Castro venía hablando desde agosto en forma inusual de que los cambios que estaba implementando en la isla a nivel económico también deberían incluir una reforma a las políticas migratorias, haciendo más fácil la vida de los cubanos para que puedan salir y entrar con mucho menos restricciones de su país, pero también para que puedan trasladarse sin resquemores ni represalias dentro de la propia isla.

Las esperanzas de todos los cubanos estaban centradas en el discurso que Castro daba ayer ante la Asamblea Nacional del Poder Popular. Habló de nuevo de las reformas, pero a la hora de dar algún aliciente, se quedó mudo. Es decir, sus omisiones indican que los ciudadanos cubanos seguirán siendo presos en su propio país. Quien quiera salir o trasladarse dentro de la isla, tendrá que pasar por trámites costosos y burocráticos como hasta ahora, y con pocas chances de que se le otorgue el permiso de salida.

Lo más triste, como siempre, es que esta medida restrictiva a un valor humano universal no despertará ninguna crítica en la comunidad política internacional. El gobierno cubano y todos los demás seguirán defendiendo su soberanía a dictar medidas sobre sus ciudadanos, pese a que signifiquen profundas violaciones a los derechos humanos.

Chávez, Mercosur y la garra guaraní - Opinión - ElNuevoHerald.com

RICARDO TROTTI: Mercosur y la garra guaraní - Opinión - ElNuevoHerald.com

diciembre 23, 2011

Argentina chavista

No hay ya muchas dudas sobre que Argentina, en materia de libertad de Prensa, se está convirtiendo en un estado chavista, donde el gobierno clama todo para sí y dispone lo que los medios de comunicación deben hacer y decir.

La más flamante arremetida ocurrió este jueves en el Senado federal argentino. Se votó finalmente la ley que le permitirá al gobierno controlar la fábrica de Papel Prensa, mediante la cual podrá intervenir a esta sociedad que el estado tiene con los diarios Clarín y La Nación, y así establecer los cupos que le dará de papel a cada diario, con lo que podrá discriminar a aquellos que no se comportan adecuadamente con las líneas oficiales.

Esto no es un disparate. El gobierno de Cristina de Kirchner hace rato que utiliza la discriminación como método de persuasión y castigo contra los medios. La distribución de la publicidad oficial es usada en ese sentido, por lo que medios chicos pero propagandísticos a favor del gobierno reciben millonarias sumas de pauta publicitaria.

Este jueves el Senado sancionó - con 41 votos a favor, 26 en contra y una abstención - la ley que la semana pasada había aprobado la Cámara de Diputados, que regulará, a través del Ministerio de Economía, los precios, la comercialización y la producción del insumo, bajo la consigna de que el papel para diarios es de “interés público”.

La Sociedad Interamericana de Prensa ha planteado que la única forma que puede resarcirse este atropello a la libertad de prensa es mediante la justicia.

La ley se contrapone al Art. 32 de la Constitución argentina que establece que el Congreso no puede dictar ninguna ley que viole la libertad de prensa.

También en esta semana, y en episodios que no parecen aislados, Cablevisión, una de las empresas del Grupo Clarín fue intervenida por orden de un juez; mientras que otro dictó una medida contra el diario La Nación por una deuda impositiva que la Corte Suprema de Justicia había ordenado no pagar.

Es evidente que el gobierno también usa parte de la justicia para sus fines políticos, por lo que cualquier recurso de inconstitucionalidad que se presente, no es garantía automática para que se deje sin efecto la ley del papel.

diciembre 21, 2011

Represalias a la libertad de prensa


Los gobiernos y legisladores oficialistas suelen aprovechar el mes de diciembre para apresurar leyes, tal vez porque es la época en la que sus oponentes y ciudadanos ofrecen menos resistencia o tienen las defensas bajas debido a las distracciones de las celebraciones navideñas.

Así ocurre en varios países de América Latina, donde gobiernos con actitudes revanchistas, se notan más motivados a legislar en beneficio de sus estrategias políticas que por el bien común, sin importar si afectan principios básicos como la libertad de expresión.

Este diciembre en Argentina, igual que hace dos años con la Ley de Servicios Audiovisuales, el oficialismo redobló sus esfuerzos para aprobar antes de fin de año una ley que tipifique de “interés público” la fabricación, comercialización y distribución de papel para periódico. El gobierno quiere que la fábrica Papel Prensa, de la que es socio minoritario junto a los diarios Clarín y La Nación, abastezca a todos los medios del país sin discriminar.

La excusa suena bien, pero es irreal, no hay desabastecimiento ni discriminación. La presidenta Cristina de Kirchner busca imponer trabas a los dos medios más críticos y, llegado el momento, confiscar la fábrica. Si bien algunos medios están a favor del apriete oficial por las prácticas monopólicas de Papel Prensa en el pasado, no advierten que se está afinando la maquinaria para controlar la información, que ya tiene entre sus armas a la publicidad oficial y a los permisos para operar medios electrónicos y servicios de internet.
 
En Ecuador la situación es más grave. El presidente Rafael Correa busca quórum este diciembre para apurar la sanción de su Ley de Comunicación, y así controlar los contenidos de la prensa mediante organismos oficiales de censura. Mientras tanto, en un frente internacional de batalla, juró no descansar hasta neutralizar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y destruir su Relatoría Especial para la Libertad de Expresión.

Su actitud no está motivada por una mejor visión sobre la protección de los derechos humanos, sino por la venganza. Surgió tras las denuncias sobre atropellos que periodistas de su país presentaron ante la CIDH y tras un informe de la Relatoría que cuestionó sus demandas judiciales contra medios, columnistas y escritores. En represalia, Correa, alérgico a las críticas, pidió que se elimine a la CIDH y esta semana  una reunión en la OEA, aglutinó consensos de varios países para que a la Relatoría se le restrinja su capacidad operativa y ni siquiera se le permita emitir comunicados ni publicar su habitual anuario sobre violaciones a la libertad de expresión, función vital de su existencia.
Por otra parte en Bolivia, el presidente Evo Morales, de capa caída por sus recientes fracasos políticos sobre el aumento del precio de la gasolina, la pérdida de las elecciones judiciales y las protestas indígenas, se las ingenió para convocar una “cumbre social” y “profundizar” sus estrategias de gobierno, entre las que propone una sorpresiva ley para democratizar a los medios de comunicación.
Como alumno de Hugo Chávez, Morales sabe que lo que no gana en las urnas o pierde en el Congreso, lo puede lograr con demagogia, invocando “el poder soberano del pueblo”. Así fabricó leyes, Constitución y decretos, y ahora perfila sus cañones contra los medios, a los que acusa hasta del pecado original.
Y este año, la época navideña trajo sorpresas hasta en el norte. El 15 de diciembre, en contradicción con el 220 aniversario de la Primera Enmienda, cláusula constitucional que prohíbe legislar sobre libertad de expresión, el Congreso de EE.UU. discutía sancionar una ley sobre piratería digital, que si bien tiene el fin loable de proteger los derechos de autor, también posee el potencial de convertirse en un instrumento para coartar la libertad en internet, lo que el gobierno dice aborrecer.
Posiblemente para el público, estas zancadillas decembrinas contra la libertad de expresión pasan más desapercibidas por tratarse de una disciplina abstracta, difícil de cuantificar, que por las fiestas navideñas. Por eso es vital que los afectados directos acudan a los tribunales no solo a defender esa libertad de todos, sino también para obligar a los gobiernos a respetar las garantías constitucionales.

Tensión entre la verdad y la libertad

Desde mis inicios en el periodismo hasta mi actual exploración en la ficción, la relación entre verdad y libertad siempre me ha fascinado. S...