La
comunidad judía internacional sufrió un duro golpe este fin de semana en el
momento que recordaba y honraba a los caídos en el Holocausto. Por un lado
Silvio Berlusconi hizo declaraciones explosivas e ignorantes sobre Benito
Mussolini y las conexiones con Hitler, mientras no reconoció que en la Italia
de pre guerra también los judíos italianos fueron discriminados y maltratados;
y luego unos siete mil fueron asesinados en los campos de concentración del
nazismo.
Pero
esas solo fueron declaraciones irresponsables. Peor son los actos
irresponsables, como el cometido por el gobierno de Cristina de Kirchner, que
desde este fin de semana en la cumbre de la CELAC y la UE en Santiago, anunció
que su gobierno y el de Irán han creado una Comisión de la Verdad – acuerdo que
el canciller Héctor Timmerman manufacturó en la sede de la ONU – para que se
investigue la responsabilidad de los acusados iraníes por la justicia argentina
en el atentado contra la AMIA en Buenos Aires en 1994 que dejó 85 muertos, tras
la voladura de la embajada israelito dos años antes que dejó un saldo de 29
muertos.
Bajo
los nueve puntos del acuerdo, la justicia argentina podrá interrogar a los ocho
iraníes acusados de autores intelectuales – entre ellos el ministro actual de
Defensa – en Teherán; pero es obvio que esas interrogaciones no conducirán a
nada, después de las investigaciones ya hechas y de la orden de captura que la
Interpol ya había interpuesto sobre los acusados.
La
presidente dijo por twitter anoche (las declaraciones más importantes del país
se hacen por este medio, nunca en conferencias de prensa para evitar las
preguntas) que se trató de un “acuerdo histórico”. En realidad así lo fue,
histórico porque el Poder Ejecutivo una vez más pisotea lo actuado por el Poder
Judicial y actúa en su lugar.