Nota
a pedido del diario La Voz del Interior, Córdoba, Argentina, que redacté en la
cobertura del acto final de los republicanos. Por Ricardo Trotti, especial
desde Boston, 07/11/2012 00:01 por Ricardo Trotti
Entrada
la noche, mientras se conocían los primeros resultados dentro de la sede
central de campaña de Mitt Romney, en el Centro de Convenciones de
Boston
en el sur de la ciudad, miles de partidarios se enfocaban en sus teléfonos
inteligentes, tabletas y en los monitores, para seguir los resultados con la
misma ansiedad de semanas pasadas, cuando las encuestas nunca apostaron por un
claro ganador.
Pero la ansiedad duró hasta las 23.14 de
Boston, cuando sobrevino la frustración. Mientras en las pantallas gigantes del
recinto las cadenas nacionales mostraban que Barack Obama acababa de alcanzar
273 electores, tres más de los requeridos para ocupar la Casa Blanca, y la
multitud explotaba de alegría en Chicago, el presidente enviaba su primer tuit
y sentencia de la noche: “Esto pasó debido a ustedes. Gracias”.
La noche nunca fue buena dentro del
Centro de Convenciones. Nadie festejó cuando se anunciaron los primeros
resultados con Romney cuando obtenía ocho electores por el estado de Kentucky y
Obama sus primeros tres de Vermont.
De reojo, y con mayor atención, todos
miraban a la pantalla gigante con los datos de la Florida, uno de los estados
indecisos que, minuto a minuto, iba cambiando de color según se adelantaba el
voto demócrata o el republicano, sabiendo que 29 electores eran esenciales para
llegar a la Casa Blanca.
Poco a poco, temprano en la noche, las
pantallas gigantes mostraban los votos de Indiana, Virginia, Carolina del Norte
y Ohio, entre otros estados, y si bien Romney seguía favorecido por el voto
popular, se sabía que la carrera en el Colegio Electoral iría por otra
dirección, tal como las encuestas de boca de urna y sondeos previos habían
pronosticado.
Nadie festejaba con la ventaja
momentánea, sabiendo que sólo un milagro podría hacer que Nueva York con 29
electores, New Jersey 14 y Ohio con 18, renegaran de su tradición demócrata.
Nadie dentro del Centro parecía reparar
que los republicanos mantendrían la Cámara de Diputados y con ello el balance
de poderes en el gobierno. Todos estaban concentrados en la carrera cabeza a
cabeza de Romney y en imágenes del ícono neoyorquino, el Empire State Building,
en cuya cúspide dos luces, azul demócrata y roja republicana, trepaban según el
conteo de electores.
Todo seguía bastante frío como la
temperatura exterior de cero grados, donde quedó una multitud que no consiguió
entradas al recinto.
Pero el baldazo llegó pasadas las 11 de
la noche cuando se supo que Ohio, el estado clave, tenía clara tendencia
demócrata y que Florida, con pocos votos por contar, también se quedaría con
Obama. California, con 55 electores, nuevamente, como en muchas elecciones, ni
siquiera contó a la hora de favorecer a Obama como estaba previsto.
Hubo varias derrotas para los
republicanos en el recinto. La primera sobrevino cuando temprano los monitores
mostraron que la demócrata Elizabeth Warren le quitó el puesto de senador por
Massachusetts al republicano Scott Brown con el 52 por ciento de los votos.
Al cierre de esta edición, Mitt Romney y
su entorno todavía aguardaban en el Hotel Westin cruzando la calle del Centro
de Convenciones.
Pese a la frustración, la gente lo
seguía aguardando con orgullo, banderitas en mano y mejor cara que la que le
presentaron hace cuatro años al republicano John McCain, de quien se sabía que
perdería antes de que se contaran los votos.
Romney anoche, pese a que perdió la
presidencia, seguía teniendo una leve ventaja en el voto popular.
Y aunque no la mantuviera, seguro que es
suficiente para que el reelecto presidente Obama gobierne pensando también en
los cambios que esa mayoría eligió.