Si uno escucha el nuevo hit
de Enrique Iglesias y Pitbull no hay que pensarlo dos veces. “Ella (léase sus
atributos físicos) va a hacer que te mudes a Miami” dicen convencidos,
convirtiendo a esta ciudad y sus mujeres en el centro del Universo.
Lo mismo recalca la Oficina
de Turismo. El área metropolitana de Miami con sus playas, museos, hospitales,
casinos y shoppings outlets y de alta gama, tiene poca competencia en el mundo.
En 2017, pese a un año económicamente mediocre, Miami atrajo récord de
visitantes, 16 millones de turistas. Volcaron 26 billones de dólares a la
economía local.
En estos días las
autoridades aprobarán la construcción de un nuevo mall con cancha de sky bajo
techo (de nieve, al estilo Dubai), parque acuático con submarino y kilómetros
cuadrados para comercios y hoteles. Costará 4 billones, empleará a 14 mil
trabajadores y atraerá 30 millones de visitantes al año.
Las grúas de construcción, como
arañas sobre la ciudad, remarcan que Miami sigue pujante y en expansión. Es
hogar para miles que escapan de crisis como la de Venezuela y para una nueva
ola de inversores chinos con billetera abultada.
Descripto así, Miami es una
fuerza centrífuga a la que el envidiado esposo de Kournikova y Pitbull le ponen
sazón. Pero no todo lo que reluce es oro. A “Move to Miami” le apareció una
contrapeso que pone en jaque el cetro de Miami como la capital del Sol. Bajo el
título “El mar invasor”, los influyentes diarios Miami Herald, Sun Sentinnel y
Palm Beach Post, reinstalaron en la conversación pública un hierro caliente que
todos preferirían esquivar: el aumento inexorable del nivel del mar.
La astucia periodística
obliga a los políticos a ser más receptivos y proactivos a los efectos del
calentamiento global de cara a las elecciones legislativas de noviembre. Aunque
en el área de Miami se hace más prevención que en otras ciudades costeras de
EEUU, no es suficiente. Todavía la opinión pública no está presionando por más
soluciones concretas y los políticos están más relajados desde que Donald Trump
acaparó todas las críticas al retirarse del Acuerdo de París y de que el gobernador
Rick Scott, también republicano, es el blanco de ataques por su escepticismo a
futuro.
Hay
poco consenso sobre las causas del cambio climático, si se debe a la
contaminación a un ciclo natural de la Tierra, pero nadie duda sobre sus
efectos devastadores. Las consecuencias se palpan, pero falta mayor conciencia
sobre la pesadilla que deberán asumir nuestros hijos y nietos.
La
serie de editoriales bajo el título “el maremoto que se avecina” son
lapidarias. Los estudios científicos citados vaticinan que Miami estará
(literalmente) bajo las aguas mucho antes de lo pensado debido al derretimiento
de los hielos. La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estima que
para el 2060, el nivel del mar subirá entre dos y tres pies (61 a 91
centímetros) y para fin del siglo 8 pies (casi dos metros y medio). Una
aceleración sustantiva considerándose que en los últimos cien años el mar subió
23 centímetros en Cayo Hueso.
Los
diarios enfatizan que 22 de las 25 ciudades amenazadas por el elevamiento de
las aguas en EEUU son de Florida. Y advierten que las evidencias son palpables
en ciudades como Miami Beach, Fort Lauderdale y a lo largo del Intracostal,
cuando en días de marea alta (dos a tres veces al año) el agua de mar brota por
los vertederos pluviales, algo que jamás sucedía dos décadas atrás.
Cuando
se habla de elevamiento de las aguas se asocia solo a que el mar inundará áreas
costeras, pero el problema es más complejo, empezando por la contaminación de
las napas de agua dulce con la salada. Los estudios preventivos indican que se necesitarán
códigos de construcción más severos, plantas desalinizadoras e infraestructura no
solo física sino de apoyo - políticas públicas, compañías de seguros, bancos -
ya que cuando se planeó la contención años atrás, las proyecciones del
calentamiento global no eran tan precipitadas como las de ahora.
La
canción “Move to Miami” es pegadiza y apegada a la realidad actual. La ciencia
y sus evidencias, sin embargo, obligan a pensar sobre la herencia que dejaremos
a futuro, una responsabilidad que les cabe a las autoridades pero también a
cada uno en lo individual. trottiart@gmail.com
2 comentarios:
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