lunes, 12 de mayo de 2014

Responsabilidades ante el cambio climático

Dos cosas podrían unir al mundo: Una invasión extraterrestre y la lucha contra el calentamiento global. La primera está fuera del radar y la segunda todavía no cuaja, pero crece la idea que la salvación del planeta es responsabilidad de todos.

En esa dirección apunta un informe científico que esta semana divulgó Barack Obama para crear conciencia entre los estadounidenses sobre los riesgos del cambio climático. 
Por primera vez, EE.UU. se asume en responsable de los descalabros medioambientales, descartando el estereotipo hollywoodense de que es el único capaz de salvar al mundo de Godzillas o calamidades naturales.

Aceptando que ha contribuido a elevar la temperatura global con la emisión de gases invernaderos, Obama archiva una actitud defensiva y evasiva que fue política oficial en cumbres mundiales sobre medio ambiente. Lo más relevante del informe creado por 300 científicos, “Evaluación Nacional del Clima”, es que se centra en las causas presentes del cambio climático, más que en las consecuencias del futuro. Y aunque no es un informe autocrítico, el gobierno asume que debe reducir la polución por emanaciones de automóviles y explotación de energías fósiles.

En realidad ni Obama ni EE.UU. descubrieron la pólvora con este estudio. Lo que sucede es que antes, la crisis económica impuso otras prioridades haciéndose la vista gorda a nuevos empleos y recursos como los de la industria petrolera con el método “fracking” de extracción, pese a los graves daños que causa al medioambiente. Es que las evidencias y acciones que se reclaman ahora, ya estaban incluidas en “Una verdad incómoda”, aquel documental de la década pasada sobre el cambio climático, por el que el ex vicepresidente Al Gore ganó el Nobel de la Paz.

Lo más importante de este informe es que crea conciencia ciudadana y política con cuestiones tangibles, alejándose de imágenes lejanas y abstractas de osos polares sin hielo y glaciares en retroceso. Muestra cifras y experiencias diarias frente a tornados y huracanes más potentes; costas erosionadas; sequías, inundaciones e incendios; enfermedades respiratorias; problemas de transporte y gastos económicos siderales. Todo ello como producto de que la temperatura aumentó un grado en dos décadas, lo que no había ocurrido en tres milenios.

El área metropolitana de Miami es prueba fehaciente de que las predicciones catastróficas que se creían del futuro, ya son parte del presente. En Miami Beach se construyen plantas de bombeo faraónicas para contrarrestar las inundaciones y la erosión que provocan las mareas cada vez más altas, y evitar que la zona se convierta en la nueva Atlántida del siglo XXI.

El problema es que la lucha contra el mar es desigual y costosa, si se considera que solo ha subido 20 centímetros en un siglo, y que se pronostica en un metro el aumento en 90 años. Seguramente, los residentes de Miami y ciudades de países desarrollados podrán afrontar impuestos y seguros más caros para apuntalar la infraestructura necesaria, pero uno se pregunta qué pasará con aquellas ciudades costeras de países más pobres.

El informe de la Casa Blanca coincide con las predicciones apocalípticas de otro difundido el mes pasado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas. Sentenció que los efectos dañinos por las emanaciones de gases de efecto invernadero son irreversibles. La única esperanza es no seguir agravando el problema. Los países deben reducir al mínimo las emisiones, cambiando la mentalidad hacia una cultura política y tecnológica que favorezca la generación de energías renovables, como la eólica y la solar.

Para lograr este cambio ni hay tiempo ni excusas. Los gobiernos tienen el desafío de respetar el concepto de “naciones unidas” y trabajar el año próximo en la Cumbre de París con soluciones de consenso. Si los países ricos deberían pagar indemnizaciones a los pobres es cuestión de estrategias, pero la obligación es que todos deben asumir su cuota de responsabilidad.

Para el resto de los mortales, lo prioritario es ejercer el derecho al voto pensando en la vida de nuestros nietos, para cuando sean abuelos. Con eso en mente, no deberíamos votar por aquellos políticos que no tienen conciencia medioambiental o no ofrecen un plan para combatir los efectos del cambio climático. 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Veintiocho días después de que se estrenase con sobresaliente éxito el documental “Poder contra verdad”, sobre la destrucción de la primera fábrica de algodón del siglo XVIII en Ávila, que describía las irregularidades cometidas por Ángel Acebes (Alcalde de la ciudad, entonces) y por las diversas autoridades del PP, su autor José Ramón Rebollada (Jota) fue despedido como Jefe de Informativos de SER Ávila.
Un buen ejemplo, en España y ahora:

Por favor ayúdanos a pedir que le readmitan firmando en:
http://www.change.org/es/peticiones/alejandro-nieto-molina-demandamos-la-inmediata-readmisi%C3%B3n-de-j-ram%C3%B3n-rebollada-jota-jefe-de-informativos-de-ser-%C3%A1vila-tras-un-despido-injusto-y-sin-fundamento
Muchísimas gracias.

Anónimo dijo...

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