A Nicolás Maduro nadie le
cree, especialmente ahora que trata de zanjar sus diferencias con la anti
popularidad de su mandato, disfrazándose de superhéroe anticorrupción, su
caballito de batalla que anoche paseó por el congreso venezolano.
Maduro no debería pedir lo
que a Hugo Chávez se le concedió en cuatro oportunidades, poderes especiales
para gobernar como se le antoja sin el debido equilibrio institucional que un
parlamento puede brindar en una democracia. El ejemplo de ese equilibrio o tope
se puede observar claramente en el proceso de negociación entre el presidente
Barack Obama y los legisladores republicanos.
Maduro ya tiene bastantes
privilegios (no aclarados, tal las elecciones que ganó y su ciudadanía dudosas)
como para medir mayores poderes por un año y buscar afanosamente ese diputado
99 que necesita el chavismo para dejar a Maduro intocable y amo y señor de
Venezuela. Su excusa fue que tiene el deber revolucionario de combatir la
corrupción capitalista, cuando todos saben que los mecanismos para combatir la
corrupción, especialmente de los funcionarios públicos, ya están en su lugar y que
solo falta algo de voluntad política para hacerlo.
La excusa de la corrupción,
como la usó Chávez las veces anteriores también, es simplemente para aprobar
leyes por decreto que se requieren para profundizar la revolución, como bien
admitió en su discurso, es decir crear mayores mecanismos de control para
someter al país a los designios de su voluntad y de lo que le dictan desde
Cuba. Por eso habló de tribunales populares para imponer una nueva ética
política, siguió hablando de burguesía apátrida a la que ahora acusó de
corromper a los funcionarios de la revolución. Es decir culpó a los otros y
justificó a los suyos.
Como dije en las oportunidades
anteriores que se le otorgaron a Chávez poderes especiales y cuyas
consecuencias se pudieron observar en los meses venideros y tras acciones
autoritarias tomadas, esa asignación, por más amparada y justificada que esté
en la Constitución cuando no se usa por cuestiones de causa mayor, es simplemente
un mecanismo para dar auto golpes institucionales.
1 comentario:
Si los arrastrados de la Asamblea le dan "superpoderes" a Nicolas, entonces el pueblo descontento y hambriento va a ser su Kriptonita
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