Casi
terminando las Eliminatorias para el Mundial 2014, la presidente de Brasil,
Dilma Rousseff, convirtió un golazo tempranero con buenos presagios para su
derruida popularidad tras las protestas ciudadanas en su país, al cancelar su
visita a EE.UU. prevista para este próximo 23 de octubre.
Aunque sin
sorpresa, la gambeta de Dilma - de cancelar su vista a la Casa Blanca en
represalia por la falta de explicaciones sobre el espionaje de EE.UU. contra
ciudadanos, empresas y contra ella misma - la muestra como una líder firme
frente a su pueblo y ante la comunidad internacional.
El presidente
estadounidense Barack Obama todavía no pudo dar explicaciones sobre el
espionaje perpetrado por los servicios de inteligencia. Como anillo al dedo,
mostrándose firme pero no enojada, Dilma sabe que está justificada moral y
diplomáticamente para reclamar soberanía e incentivar el nacionalismo que le
ayude en su carrera por aumentar una popularidad que ha perdido a raudales con
las protestas sociales y a motivar el voto de cara a las nuevas elecciones.
La torpeza pero
sobre todo la ilegalidad de Washington de enojar a países amigos no tiene
muchos precedentes. Por ello, con el consenso nacional e internacional a
cuestas, Dilma puede exigir explicaciones por “everything” sin temblarle la voz
y desafiar al mismo Obama para que él se encargue de darlas.
No hay nada
mejor para la popularidad de un líder, dentro y fuera del país, que desafiar a
la máxima potencia. Y mucho mejor cuando se reclama por una causa de la que no
hay dudas fue amoral e ilegal, y violatoria de toda norma internacional sobre
soberanía y autodeterminación.
Las
relaciones y la alianza entre los dos países a nivel comercial, educativo y
migratorio persistirán sin mayores trances, pero Obama tendrá que hacer algunas
concesiones especialmente para tratar de detener la ofensiva de Dilma, que va
mucho más allá de la cancelación de esta visita, y que tiene que ver con el
pedido de que EE.UU. deje de manejar hegemónicamente el tráfico de internet a
nivel mundial.
Hasta ahora,
EE.UU. y muchos de sus países aliados, fueron ganando la batalla en las
discusiones dentro de Naciones Unidas para seguir manejando el internet a
través de ICANN, y que la web mundial sea administrada por un cuerpo colegiado
de países, entre los que destacan – y son los que más quieren - los más
opresores del planeta.
Si EE.UU. no
neutraliza a Dilma con buenas explicaciones, el problema podría ser que ella
tuviera que seguir con su discurso desafiante. El riesgo es que se le plieguen
otros países que, anteponiendo excusas sobre violación de sus soberanías,
aprovechen a limitar y bloquear el internet a sus ciudadanos.
Una movida en
falso de Dilma sin medir las consecuencias de alejarse de Washington, puede hacer
que su primer golazo internacional se convierta en un desastroso gol en contra.
1 comentario:
Es una eliminatoria bastante reñida la que se lleva hasta ahora! SALUDOS
Publicar un comentario