jueves, 25 de julio de 2013

Duro Francisco contra legalización

Aunque Francisco tenga un mensaje apostólico centrado en la esperanza, la fe y en Cristo, sus palabras tienen la dureza de un fuerte discurso político. Sus primeros meses como Pontífice le permiten moverse en ese terreno porque ha dado muestras de que no solo habla, sino que ha convertido a sus palabras en acción. En especial en temas que han debilitado la moralidad de una jerarquía eclesiástica que hizo poco para detener la corrupción, la pedofilia y, en especial, la ostentación; una Iglesia que no practica lo que enseña.

Las palabras de Francisco, acompañadas por las reformas que instituyó en el Vaticano, desde las más simples como despojarse de los lujos, hasta las más complejas que derivaron en el procesamiento de obispos por lavado de dinero, tienen la suficiente fuerza moral para ser escuchadas en el ámbito de los políticos.

Los gritos por la igualdad, menos corrupción, más apoyo a programas sociales fueron bien recibidas en Brasil, pero se espera a partir de hoy la reacción de muchos políticos latinoamericanos, encabezados ahora por el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, quien lidera una cruzada por la legalización de las drogas que habían empezado otros ex presidentes latinoamericanos (el brasileño Henrique Cardoso, el colombiano César Gaviria y los mexicanos Ernesto Zedillo y Vicente Fox).

Ayer en la ceremonia de inauguración de una sala para adictos al crack en el hospital San Francisco de Asís de Río de Janeiro, el papa Francisco se refirió a su oposición a la legalización: “No es la liberalización del consumo de drogas, como se está discutiendo en varias partes de América Latina, lo que podrá reducir la propagación y la influencia de la dependencia química. Es preciso afrontar los problemas que están en la base de su uso, promoviendo una mayor justicia, educando a los jóvenes en los valores que construyen la vida común, acompañando a los necesitados y dando esperanza en el futuro”.

Criticó a los “mercaderes de la muerte” en referencia a los narcotraficantes y dijo que los jóvenes “sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el éxito, el dinero, el poder, el placer. Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una sensación de soledad y vacío, y lleva a la búsqueda de compensaciones, de estos ídolos pasajeros”.


Se espera que Francisco siga hablando de este tema antes de despedirse el domingo de Brasil, aunque difícilmente su rechazo implique que aporte otras soluciones políticas más allá de la recuperación humana, física y social de los adictos. Tal vez el Papa no tenga alternativas al fracaso de las estrategias de la represión policial y militar contra las drogas que indujo en la agenda la legalización, pero solo bastan sus palabras para entender que la legalización es solo otro manotazo de ahogado que hace aguas por todos lados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me alegra ver que este foro ya se ha vuelto un vocero del papa. Todos los escritos son para hablar de cada paso que da el hombre.
Eso es bueno, necesitamos mas periodistas religiosos.