En Argentina, en la ciudad
de Buenos Aires y en la provincia de Córdoba, las legislaturas aprobaron leyes
para impedir que el gobierno nacional pueda seguir avanzando en contra de la
libertad de prensa y de expresión, en particular contra los medios de
comunicación privados.
Existen dudas sobre la
constitucionalidad de estas leyes, especialmente porque son redundantes con lo
establecido por la Constitución nacional sobre la protección explícita de esas
libertades.
No soy partidario de que
existan leyes de prensa porque siempre están estipuladas para crear
restricciones más que para “democratizar” a los medios, como muchos gobiernos
actuales argumentan, justificando de esa manera una forma sutil de silenciar
las críticas independientes.
Puede ser que Mauricio
Macri, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y José Manuel de la
Sota, gobernador de Córdoba, hayan actuado no solo a favor de la libertad de
prensa, sino con la idea de beneficiar su posicionamiento político para futuras
elecciones presidenciales, al tiempo de sistematizar su prédica opositora.
De todos modos, pese a que
no deberían ser necesarias más normas de las que ya existen
constitucionalmente, es necesario que la libertad de prensa y de expresión tenga
la protección necesaria – incluso en exceso – para que su contribución sea
palpable y concreta en la democracia. Así como se necesitan leyes especiales
para que haya acceso a la información oficial, para proteger el secreto
profesional y reserva de las fuentes, cualquier tipo de ley que reglamente y
refuerce el derecho constitucional a gozar de libertad de expresión y de prensa
es positivo.
Muchos políticos creen que
la Constitución tiene el único propósito de ordenar el poder dentro del Estado,
sin embargo es mucho más que eso, se trata de un documento que busca limitar y
restringir los abusos que pudiera cometer un gobierno en contra de las
libertades y garantías que tienen los ciudadanos.
Las leyes en Córdoba y
Buenos Aires prohíben que el gobierno no avasalle a los medios de comunicación.
Fueron establecidas como salvavidas a la propiedad privada. Puede que sean
medidas redundantes – y políticas - pero en momentos que la justicia no es tan
independiente como debiera, este tipo de leyes obliga a quienquiera que tenga
una actitud autoritaria, a ser más cauteloso en sus acciones.
Los acosos económico, legal
y político del gobierno de Cristina Kirchner contra muchos medios de
comunicación privados, son los antecedentes que han originado estas medidas
extraordinarias de protección.
1 comentario:
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