Los gobiernos de Argentina y
Venezuela coinciden en que no tienen vergüenza cuando se trata de aplicar
represalias contra medios y periodistas o quieren censurar a sus críticos.
En la cadena venezolana
Globovisión - la única que estaba dándole espacio a la oposición ante las puertas
cerradas de las televisoras estatales – ya se borraron los espacios para las
críticas, algunos periodistas fueron despedidos y la nueva directiva acordó con
el gobierno no trasmitir programación política, el equivalente a censurar
cualquier tipo de crítica contra Maduro y el chavismo.
Era evidente que esto
sucedería cuando su anterior accionista mayoritario Guillermo Zuluoaga anunció,
antes de las elecciones del 14 de abril, que el modelo de la televisora era
insostenible. Argumentó que la venta se debía a las multas millonarias, a la
baja de publicidad ante la presión del gobierno a los anunciantes y a la
amenaza patente de que no se le renovaría la concesión para el 2015.
Lo de Globovisión estaba
anunciado y prometido, de la misma forma que el régimen cerró a la cadena
radiotelevisiva RCTV y a otras 32 emisoras y cientos de páginas de internet y
periódicos, además de abrir, crear, fundar y refundar medios propios o ponerlos
en manos de testaferros.
Y en Argentina, emulando a
Nicolás Maduro, la presidenta Cristina de Kirchner no tiene empacho en hacer
todo lo posible para cerrar la puerta a los medios y periodistas críticos,
desde perseguirlos judicialmente, acorralarlos legalmente o hasta imponer los
partidos de River y Boca, y a sus eventuales equipos contrarios, en el mismo
horario nocturno de los domingos en que se trasmite el programa del periodista
Jorge Lanata, quien en sus últimas semanas viene denunciando todo tipo de
irregularidades y corrupción de personajes en la órbita del círculo íntimo de
Cristina y su ex marido Néstor Kirchner.
Pero no le fue muy bien al
gobierno el último domingo, ya que Lanata obtuvo más rating que el partido de
fútbol programado para ese inusual horario de domingo por la noche.
Ni Maduro ni Cristina tienen
vergüenza a la hora de censurar descaradamente a la prensa y a sus críticos.
2 comentarios:
Kirchner y Maduro sin vergüenza y sinvergüenzas tambien.
Con Globovisión se va la vitrina de la tiranía comunista que mostraba al mundo entero para probar que estamos en una democracia, con libertad total de expresión. Sin quererlo, Globovisión le prestaba este servicio al régimen. Ahora nadie podrá decir que no estamos bajo una tiranía, para mayor desgracia comunista, ni sostener que hay libertad de expresión y de información. La tv privada, sin excepción, está bajo el control absoluto de la tiranía comunista.
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