Finalmente alguien tenía que ponerle el
cascabel al gato. El gobierno de Cristina Fernández de Kirchner se ha vuelto
tan autoritario que se cree con el poder de manipular la información oficial o
adecuarla a sus propios intereses desobedeciendo mandatos de sus propios
decretos, como el firmado por el ex presidente Néstor Kirchner que obliga al
Poder Ejecutivo a generar y dar información oficial en forma veraz y en término.
El FMI acaba de sancionar al oficial Instituto
Nacional de Estadísticas y Censos, INDEC (intervenido por el Poder Ejecutivo
desde 2007) por manipular información y estadísticas sobre inflación.
Las denuncias no son nuevas, son las que por
años las propias entidades argentinas, la oposición y la prensa vienen sosteniendo.
El gobierno, en lugar de haber rectificado rumbos, prefirió prohibir a las
consultoras privadas que hagan mediciones y a los medios que las divulguen, lo
que ha llevado al Congreso - al menos al sector de la oposición – a llevar sus
propias estadísticas sobre la inflación.
Como
era de esperar, Cristina no demoró mucho en reaccionar y se despachó con
decenas de tuits contra el FMI, acusando a la entidad de todas las crisis en el
mundo y de la historia.
Sin
embargo, lo que Cristina no dijo es si cumplirá con lo que se le pidió al
gobierno respecto a que en siete meses debe generar mejores y más creíbles
estadísticas o de lo contrario correrá el riesgo de no poder conseguir
asistencia financiera o ser expulsada de la entidad.
Cristina
no deja de tener razón en sus críticas al FMI, pero su reacción en nada invalida
que su gobierno sí manipula las estadísticas, para mostrar una realidad
diferente a la real, desde los índices de pobreza, de empleo formal e informal,
del precio de la canasta familiar, por citar los datos más elementales.
Hay cosas
que no se entienden de este entuerto. Por un lado, si las estadísticas sirven
para crear políticas públicas, como hará el gobierno para hacer las más
acertadas cuando no le queda otra que usar datos propios sobre los que ni
siquiera puede confiar.
Y por
otro lado, cada vez es más evidente que en el país se necesita una Ley de
Acceso a la Información Pública y Transparencia, la única forma que el público
podrá obligar al gobierno a entregarle no solo información, sino la metodología
que utiliza para generarla.
Una ley
de este tipo puede ser la única forma para fiscalizar a este gobierno.
1 comentario:
Las mentiras como las desarrolladas en el presente, NO MERECEN COMENTARIOS.
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