Desde las intrigas históricas
y continuas del gobierno cubano sobre la salud de Fidel Castro, amasadas por el
monopolio estatal de la información que recuerdan los secretos sobre la vida y
muerte de monarcas, líderes comunistas y dirigentes nacionalistas, hacía rato
que no se vivía una estupidez tan tremenda como la que le toca al pueblo
venezolano.
Con la tesitura de siempre,
desde el vicepresidente Nicolás Maduro y el ministro de Ciencia y Tecnología y
yerno del Presidente, Jorge Arreaza, se acusa a los medios informativos y a la
comunicación en las redes sociales de crear “rumores malintencionados”, sobre
el estado de salud de Hugo Chávez, quien fue operado por cuarta vez el 11 de
diciembre en La Habana.
Los rumores son generados
por el propio gobierno de Venezuela por no decir la verdad como demanda la
Constitución, algo que siempre le ha achacado a los medios y a todos los
actores sociales del país como si la Constitución estuviera escrita para los
demás y no para que el Gobierno sea el primero en respetarla y garantizarla.
La verdad sería informar
sobre los detalles de la salud del primer mandatario, qué tipo de cáncer padece
y sobre las expectativas de vida, en lugar de explicar – como lo hizo Maduro en
su última intervención – que Chávez en su reciente charla le pidió que “mantuviéramos
al pueblo informado siempre, siempre con la verdad por dura que ella fuera en
determinadas circunstancias”. Es decir, como siempre, la verdad se declama,
pero no se dice, simplemente se le deja a la interpretación de cada quién.
Chávez desapareció desde el
11 de diciembre. Obviamente es cierto y no son rumores que su estado es muy
delicado, de ahí que la gente se aferre a cualquier tipo de información, desde
que está en un “coma inducido”, que ya murió o que pronto, ágil y recuperado,
como pareció estar en el último tramo de la campaña electoral, aparecerá para
agrazar a su pueblo, en una especie de resurrección divina que lo alejará para
siempre de su condición humana.
Este último no parece ser el
escenario. Nunca los dirigentes venezolanos, pese a no decir la verdad, dieron
tanto indicios como hasta ahora sobre los padecimientos de Chávez, sumándole a
esto que el propio Chávez fue quien por primera vez despidiéndose de su pueblo
ungió a Maduro como vicepresidente y su representante en la Tierra. El fin
parece estar más cerca y habrá que ver como se termina resolviendo e
interpretando a la Constitución sobre el desenlace de su asunción como
presidente reelecto previsto para la próxima semana.
Para este 2013, Venezuela tiene que prepararse para vivir sin Chávez. El chavismo, de
continuar, construirá sobre su figura lo que Chávez construyó sobre la de Simón
Bolívar, pero a diferencia del prócer de todos, el que sustentaba la unidad de
ideales que trascienden fronteras, la invocación de Chávez seguirá dividiendo y
generando polarización.
2 comentarios:
Las dictaduras de izquierda se alimentan del misterio barato y la intriga en la oscuridad. Las enfermedades de sus líderes son terreno abonado para ello.
En el caso de Chávez parece que la verdad va a empezar a salir a flote la semana que viene. Si el dictador no aparece el 10 de enero, ya no habrá espacio para más mentiras.
Nadie sobrevive un cancer que es operado y luego regresa por tercera vez. Chavez esta condenado a morir como todo ser humano, ya nada lo puede salvar, su destino esta trazado, su viaje a lo ignoto ya esta confirmado. El pueblo Venezolano debe estar listo para devolver a su mal administrado pais la libertad, el derecho a ser gobernados por alguien que viva la realidad y se olvide de un Bolivarismo mal interpretado. Es tiempo que los venezolanos den muestra de coraje y valor, retomen el poder y escojan al mejor de sus compatriotas para que gobierne con deseos de colocar a Venezuela en el lugar que les corresponde.
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