Lo más importante para que
el sistema democrático sea fehaciente y creíble es que haya independencia y
equilibrio de poderes. Es una buena señal cuando el Poder Judicial se interpone
ante decisiones ejecutivas o cuestiona y desafía leyes por considerarlas
inconstitucionales. Que un aparato judicial sea independiente y por tanto tenga
ese poder de equilibrio es una buena garantía para los ciudadanos, pese a que
muchas veces los fallos puedan ser cuestionados o, aparentemente, no sean
equitativos.
El poder del Poder Judicial
puede resultar el único freno contra el autoritarismo o las pretensiones de un
gobierno de salirse con la suya.
Esto sucede en la Argentina
de hoy. La presidenta Cristina de Kirchner está pataleando más de la cuenta,
enojada con la justicia, porque considera que dos medidas cautelares recientes
que suspenden la aplicación de la Ley de Medios y la expropiación de los
predios de la Sociedad Rural Argentina son de carácter político para dañar a su
gobierno. Considera, como expresó ayer por Twitter, que los jueces se han
transformado en un superpoder que beneficia solo a las corporaciones – la oligarquía
mediática y agropecuaria – a expensas de los intereses del pueblo – léase del
gobierno, en consideración de que ella y su gobierno son los únicos que consideran
que pueden interpretar qué es el pueblo.
De esta forma la Presidenta,
en lugar de hacer ver que la democracia se robustece con el equilibrio de
poderes, saltó a la palestra insultando a medio mundo porque los jueces se
oponen a la voluntad de su gobierno. Y lo hizo en contra de los jueces de un
tribunal menor, sabiendo que como cualquier ciudadano común puede apelar los
fallos y seguir el curso de la justicia hasta que haya instancias definitivas.
Sin embargo, y pese a que
muchos jueces fueron ungidos por el oficialismo y por eso ella considera que
deben favorecerle con sus fallos, ella y muchos funcionarios y partidistas,
como Hebe de Bonafini, líder de las Madres de Plaza de Mayo, comenzaron a decir
que saldrán a contar detalles y poner trapitos al sol sobre la conducta
personal de los jueces. Un tipo de represalia y presión contra los jueces que
el gobierno viene usando contra todos los que no se acomoden a sus designios. Vale
recordar los juicios públicos que se le hicieron a montones de periodistas en la
Plaza de Mayo para desacreditar, insolentemente, a periodistas que se
consideraba habían estado al servicio de la dictadura.
Varias veces la Presidente
ha acusado a los jueces de corruptos. Varias veces ha dicho que se necesita
reformar el aparato judicial. Evidentemente, está en la misma tesitura del
presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien luego de desacreditar a los jueces
y acusarlos de corruptos, hizo una reforma judicial que terminó por beneficiarlo
directamente a él, no al pueblo ni a la justicia ni a la democracia como
sustentaba en sus argumentos para la reforma.
Los jueces no son mejores ni
peores que cualquier otro miembro de cualquiera otra disciplina. Los hay probos
y deshonestos; pero hay formas de combatir esa corrupción sin tener que entrar
a lidiar con reformas que lo que buscan es solo fomentar una justicia adicta y
permisiva para los intereses de los otros poderes del Estado.
1 comentario:
ILUSO ES PENSAR QUE TODOS ACTUAN EN BENEFICIO DEL INTERES COLECTIVO ! CASI SIEMPRE HAY INTERESES PARTICULARES EN LAS MAL LLAMADAS DEMOCRACIAS; SINO VEAN LA DECISIÓN DE TSJ EN CASO ELECCIONES PRESIDENCIALES USA - FLORIDA CON EL SR. GEORGE BUSH HIJO....
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