viernes, 21 de diciembre de 2012

Assange y su gran omisión


Como era de esperarse, y muy al estilo el papa Benedicto XVI, Julián Assange salió ayer al balcón de la embajada de Ecuador en Londres, para seguir defendiéndose del gobierno de EE.UU. al que acusa de que lo sigue investigando en secreto para condenarlo a la pena de muerte por sus filtraciones a través de Wikileaks.

Seguramente como parte de un libreto del gobierno ecuatoriano o al menos por agradecimiento al asilo que le extendió Rafael Correa en agosto pasado después que se refugió en junio en suelo ecuatoriano, el discurso de Assange estuvo más dirigido a pegarle a EE.UU. que a defenderse de las acusaciones de agresión sexual que le imputa la fiscalía de Suecia.

De esa forma, Assange habló de que Ecuador debe cuidarse de que EE.UU. no intervenga su economía ni las elecciones presidenciales de febrero próximo, para luego prometer que, con renovada fuerza, Wikileaks seguirá en 2013 con su derrotero de publicar miles de informes secretos de los gobiernos. (Seguramente ninguno del gobierno ecuatoriano).

Pero hasta aquí, Assange habló de EE.UU. y de su caso, lo que claramente tiene derecho a hacerlo, y aunque habló de la libertad en internet, omitió hablar del tema, en especial de un problema que ha pasado bastante desapercibido para el periodismo y para el público y que tiene que ver con los efectos negativos para la libertad en internet, no de Assange, sino del resto de los mortales.

En la reciente cumbre de la Unión Internacional de las Telecomunicaciones la mayoría de los 193 gobiernos integrantes de las Naciones Unidas decidieron firmar un protocolo internacional que posibilitará a cada uno de los países imponer cortapisas a la libertad de sus ciudadanos para navegar, buscar y distribuir información en internet.

El nuevo tratado, impulsado por regímenes autoritarios como Rusia, China, varios países árabes y muchos africanos, entrará en vigencia en 2015. Y aunque muchos crean que quienes vivimos en países libres no seremos afectados por las próximas políticas en contra del libre acceso al internet, sí los estaremos por cuanto muchas veces chocaremos con búsquedas y distribución de información en  y a través de países oprimidos.

La nueva resolución, en nombre de la soberanía nacional, les dará el poder a los gobiernos a limitar el internet, bloquearlo y a encarcelar internautas.

Assange no dijo nada sobre este tema.