domingo, 11 de julio de 2010

La actitud despreciada

Lebron James es hoy en día el atleta más odiado de Estados Unidos (y del mundo quizás), excepto en Miami, equipo al que escogió para juntar fuerzas con otros dos all-star, como D. Wade y C. Bosh, porque prefirió desvincularse de los Cavaliers de Cleveland, rompiendo así siete años de lealtad.
Las críticas a James son muchas y creo que todas injustas. Los Cavaliers, principalmente, su propietario, se unió a los fanáticos en la quema de camisetas de James y hasta le mandó una maldición para que no gane ningún campeonato hasta que ellos primero se lo adjudiquen. Los periodistas y comentaristas de todos lados (excepto en Miami, claro) critican que haya elegido a ESPN para hacer su anuncio escandaloso a través del programa especial, en prime time, The Decisión en la que a las 9:24 pm anunció su inclinación por firmar con los Miami Heat, y obviamente preferían que James se uniera a Chicago o Nueva York. (Lo que no entiendo es que hubiera cambiado con ello, respecto a la decisión).
James no puede ser acusado de nada ya que el básquet, como cualquier otro deporte profesional, más que un juego de lealtades, es realmente un negocio, de mucho dinero, en el que la canalización de la pasión de los seguidores es solo un complemento. Nadie puede criticar mucho a un club sobre otro por hacerse de las habilidades de un jugador, ni tampoco se le puede criticar a un jugador por no haberle dicho con antelación a su propio club que lo iba a dejar, como reclaman los Cavaliers. ¿No es esto lo que hace la mayoría de los clubes, sus propietarios y ejecutivos toda vez que transfieren o cambian a un jugador, al que rara vez le consultan?
Lo más increíble de toda esta saga es que los comentaristas y el mundo del deporte no está viendo en James, lo que siempre le viene reclamando a todos los deportistas y al mundo de los negocios de los clubes. James dejó de lado mejores ofertas financieras para venir a Miami, y una vez aquí no firmó el contrato definitivo para saber (junto con Wade y Bosh) cuánta menos plata deberían contener sus cláusulas de contrato para que el Heat pueda tener más dinero disponible (50 millones en seis años) para contratar a otros atletas. ¿No es esto una actitud totalmente leal al deporte? ¿No debería ser esta la actitud que se le debería reclamar a otras vedettes del deporte que siempre anteponen sus intereses económicos por arriba de lo que pretenden sus fanáticos? ¿Por qué entonces criticar alevosamente a un atleta que está dispuesto a sacrificar parte de sus ganancias individuales por sobre los intereses del equipo?
El sacrificio de los tres magníficos será recompensado con lo que más quieren y en lo que realidad fue su leitmotiv: ganar campeonatos. ¿Alguien puede estar en contra de este objetivo que cualquier deportista busca en el básquetbol y en otras disciplinas profesionales? ¿Puede alguien criticar a James porque piense que puede lograr con los Heat lo que nunca alcanzó en siete años de historia en Cleveland?
James sacrificó mucho más que dinero. Ahora deberá compartir cartel con Wade y Bosh habiendo podido ser el rey en otras ciudades. Muchos otros deportistas prefieren que sus individualidades queden intactas. James prefirió al equipo y seguramente los patrocinios que le llegarán a los tres magníficos serán superiores a los 110 millones en promedio que cada uno recibirá por los próximos seis años.
Creo que el “Rey” James no solo hizo una decisión acertada por Miami, sino a favor del deporte.

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