sábado, 10 de julio de 2010

Buen desafío contra Chávez

Con el tiempo, mucha gente desafió a Hugo Chávez, quien siempre anda demostrando su arrogancia con insultos y epítetos para denigrar a medio mundo. La cobardía de Chávez siempre se manifiesta a través de acciones indirectas o mediante gritos de micrófono. Jamás se dio a la confrontación directa o al diálogo cara a cara. No sabe defender ideas o tiene miedo de quedar en ridículo. Uno de esos retos se lo planteó el año pasado el escritor peruano Mario Vargas Llosa. Pero Chávez, después de flirtear con la idea frente a sus masas condescendientes, prefirió insultar públicamente al escritor y evitar el debate.
Ahora, el desafío más llamativo de este año lo acaba de hacer el presidente de la televisora Globovisión, Guillermo Zuloaga, quien se encuentra en Estados Unidos donde se refugió ante el acoso judicial y político de Chávez, quien ya anunció que quiere quedarse con la televisora más crítica al gobierno, algo que Chávez ya viene practicando, desde que en el 2007 cerró RCTV, se quedó con sus equipos y luego cerró más de 30 radioemisoras y otros cinco canales de televisión por cable.
Este viernes, Zuloaga estuvo en Washington en la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar la persecución política a la que está sometido. Y desde ahí desafió a Chávez y sus fiscales, a quienes maneja a su antojo, para saber si “son capaces” de demostrar antes instancias internacionales los delitos que se le imputan en su país, que tienen que ver con vilipendio o desacato a la autoridad (falta de respeto al Presidente) y otros de origen económico por su actividad privada como empresario al margen de la televisión.
"Reto al presidente Chávez a que venga él o mande a sus representantes, a sus abogados, a la Fiscalía General de la República o al Tribunal Supremo de Justicia si quiere a ver si son capaces de probar ante una justicia internacional, imparcial, si alguna vez cometimos delito", dijo Zuloaga quien luego acusó al régimen chavista de corrupto y al propio Chávez de ser temeroso de la libertad de prensa.
Zuloaga tiene todo de su lado para hacer estas calificaciones. Las pruebas en contra de Chávez a lo largo de esta década lo demuestran. Es el enemigo número uno de la libertad de prensa y se dedica a perseguir a cualquier persona, no solo porque no comparta su punto de vista, sino porque no quiera transformarse en su monaguillo.