jueves, 1 de abril de 2010

Huelga de hambre

Los cubanos disidentes como Guillermo Fariñas han encontrado en la huelga de hambre un método eficaz para llamar la atención internacional y para obligar al gobierno cubano a no ignorar sus problemas internos, como siempre lo ha hecho.

El gobierno de los hermanos Castro sigue arremetiendo contra la memoria de Orlando Zapata, a quien dejaron morir después de 85 días, y ahora busca hacer lo mismo como Guillermo Fariñas que ya lleva unas tres semanas resistiéndose a ingerir alimentos, los que se le administran por vía intravenosa.

Más allá de que podamos discutir la moralidad del método, la diferencia entre huelga de hambre, ayuno o protestar poniendo en riesgo la propia vida, lo cierto es que el tesón de Fariñas, a quien ahora se le han sumado varios presos más, ha logrado la atención internacional y la crítica contra los Castro mediante este método pacífico.

Para muchos, el gobierno no hará nada para evitar la muerte de Fariñas, quien pide la liberación especialmente de 27 presos de conciencia que están en delicado estado de salud, pero seguramente su vocación humanitaria y de protesta ya ha desenmascarado a este régimen quien siempre gozó de la protección del romanticismo internacional, escondiendo un burdo comunismo que se ha valido para sobrevivir de la caridad de otras naciones.