André Agassi dice ahora verdades sobre que mintió en el pasado, lo que no es otra cosa que una estrategia de venta para su autobiografía, similar a lo que la semana pasado hizo Juanita Castro, la hermana de Fidel, como relaté en post anterior.
De Agassi ya se sabía que había tenido complicaciones con las drogas – al menos así amenazó con describir su historia el tenista argentino Coria – pero no fue hasta que lo incluyó en su libro que por 11997 consumió metanfetamina cristalizada, una de las drogas más potentes que de usarla en forma periódica se puede hasta perder la masa muscular y ósea.
Lo que molesta de Agassi – que también escribió que casi pierde una final de Roland Garros porque tenía miedo que se le caiga una peluca leonina que usó para esconder su incipiente calvicie – es que recién ahora admita el caso de drogas cuando en aquella oportunidad hubiera tenido que ser amonestado y suspendido por la ATP.
Agassi hubiera podido guardarse su mentira, porque por el hecho de vender libros y lidiar con sus fantasmas del pasado, lo único que hace es haber dejado en ridículo a la ATP, desahuciado a los deportistas y desmotivado a seguidores. Son más las consecuencias negativas que las positivas que podría haber generado con su confesión, siendo que era un caso totalmente olvidado y sin trascendencia.
Lo mismo sucedió con Juanita, quien la semana pasada contó que había colaborado con la CIA cuando se dio cuenta que su hermanos Fidel estaba llevando a Cuba hacia el comunismo. Igual que Agassi, Juanita cuenta ahora la verdad de una mentira que mantuvo por varios años engañando a medio mundo. Y uno se pregunta si la persona que miente de esa manera puede ser confiable cuando dice que dice la verdad.
No es fácil creer.
1 comentario:
Great posting...
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