lunes, 2 de noviembre de 2009

Etica: no es el mejor momento

Hay momentos en los que los periodistas nos equivocamos de cabo a rabo. No creo que sea precisamente esta la época en que estemos replanteándonos la profesión o al menos la forma en que establecemos nuestros parámetros éticos, justo cuando los presidentes y funcionarios de muchos países están tratando de regular a la prensa bajo la excusa de que está desestabilizando al poder.
La Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia acaba de crear un Consejo de Etica y muchos entendidos como el colombiano Javier Darío Restrepo, en una conferencia en Buenos Aires criticó al periodismo por varias fallas deontológicas, como la falta de independencia.
No me entiendan mal. Hace años tanto en el libro “La Dolorosa Libertad de Prensa: en busca de la ética perdida”, como desde entonces, critiqué la falta de debate interno en la profesión, la escasa autocrítica y la necesidad de la autorregulación.
Pero en momentos que Rafael Correa promueve una ley para que los periodistas tengan obligatoriamente un código de ética; que Hugo Chávez se suma a pedir que la prensa debe ser controlada; que Daniel Ortega creó una organización de “periodistas sandinistas” para defenderse de los medios independientes; que tanto Cristina de Kirchner, Lula da Silva, Tabaré Vázquez, Alvaro Uribe, Roberto Micheletti, Oscar Arias, Barack Obama, Raúl Castro critican a mansalva a la prensa calificándola de desestabilizadora, me parece que cualquier intento de autorregulación es un servicio que se le hace a estas señoras y señores.
En épocas difíciles como las actuales, si bien es necesaria una férrea ética para no desviarse de la misión del periodismo, es necesario que todas las energías estén dedicadas a temas más indispensables de la profesión, como la investigación, la fiscalización, la crítica y, sobre todo, la sagacidad para no dejarse engañar por quienes tratan de confundir acusando a la prensa de todos los males’.
Cuando los sistemas democráticos están en peligro como ocurre en numerosos países de nuestro continente actualmente, se necesita un periodismo fuerte, fiscalizador, sin distracciones.