viernes, 20 de noviembre de 2009

Confrontación prensa - gobierno

La reunión de la Sociedad Interamericana de Prensa en Buenos Aires reflejó nítidamente el clima de confrontación permanente al que varios gobiernos arrastran a sus ciudadanos, donde los espacios de diálogo y tolerancia son ahora ocupados por la retórica belicista, la polarización y la violencia.
Para la SIP no hubo muchas sorpresas sobre lo que generarían sus críticas contra varios sistemas como el argentino que, disfrazados de legitimización electoral, asumen posturas cada vez más autoritarias; dándoles lo mismo, sancionar leyes para controlar a medios de comunicación, que subvencionar a “piqueteros”, una especie de peones mercenarios cuya misión es azuzar marchas y actos oficiales.
El ambiente enrarecido se incentiva desde lo más alto. El desaire de la presidenta Cristina de Kirchner quien se negó a inaugurar la asamblea de la SIP no fue sorpresa, pero sí, un error innecesario, desaprovechando un contexto natural para discutir su polémica ley de Servicios Audiovisuales. El mismo yerro lo tuvo su esposo en febrero de 2005 al desatender a la SIP, cuando pedía explicaciones sobre la corrupción con la que se utilizaba la publicidad oficial para premiar y castigar a medios, práctica que nunca fue aclarada y que todavía persiste.
El kirchnerismo no es amigo del diálogo, prefiere confrontar e imponer. En estilo, la SIP está acostumbrada a lidiar con presidentes como Rafael Correa y Hugo Chávez, que manipulan espacios obligatorios en los medios propios y de otros, para desprestigiar y calumniar a detractores y periodistas. Y aunque la presidenta Kirchner no es tan sistemática, también usa la tribuna pública y actos oficiales para zarandear al periodismo. No bastó solo con la ley de prensa para desguazar a los medios, sino que además los persigue con medidas económicas, así sea amenazando con estatizar Papel Prensa que bloqueando la distribución de diarios. La prioridad no es solo Clarín, sino disminuir cualquier medio que por su tamaño e independencia pueda hacer de contra poder.
Se trata de medidas desafiantes utilizadas para lograr reacciones de irracionalidad que den letra para discursos demagógicos. Las mismas que Chávez utiliza al “exportar su ideología de confrontación” como señaló la SIP y que puso en práctica en Buenos Aires con una reunión paralela sobre “Medios y Democracia en América Latina”, al que mal llamó primer encuentro, porque se trata del mismo que siempre viene organizando ante cada actividad de la organización hemisférica, tanto para provocar como para contrarrestar sus efectos.
El matrimonio Kirchner no es ajeno a esta práctica. Esta vez, el “estás nervioso Clarín” se transformó en “yanquis go home”, un lema que varios desaforados de la “Juventud Peronista Descamisados” gritaban a miembros de la SIP en el vestíbulo del hotel, donde dejaron caer una enorme banderola y miles de papelitos con la consigna “SIP = CIA”, igualmente reproducida en afiches pegados en el micro centro porteño. Los portadores, claro está, ni idea del mensaje, pero el ruido del bombo, el alquiler de la garganta y el choripan, bastan para cantar en contra de cualquiera o a favor de un sindicalista, aún sin conocer las razones.
Así en Argentina como en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, los gobiernos siguen utilizando los recursos públicos para la propaganda y actividades paraestatales, con la intención de que los piqueteros o camisas rojas agredan a otros, quemen neumáticos o rompan vidrieras. La misión es crear alboroto, provocar, bloquear la razón. Lo inaudito es que el propio Estado es el que apuesta a crear división, grupos antagónicos, aunque no acierta a gobernar para las dos argentinas que incentiva.
Lo que rodeó a la asamblea de la SIP en Buenos Aires dio lástima. Un gobierno arrogante y desafiante, desplegando mucha retórica propagandística y belicosa, haciendo que muchos extranjeros se sintieran incómodos, gratuitamente insultados de “golpistas”. Aunque se fueron entendiendo que mucho no podían esperar de un gobierno que igual actúa restringiendo la libertad de prensa haciendo bloquear la salida de camiones de distribución de Clarín y La Nación; que ordenando un día después, volar al Tango 03, con el único propósito de llevarle a la Presidenta la edición dominical de los periódicos porteños, a su casa en Calafate al sur del país. Confrontación y abuso de poder.

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