El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, sigue dando golpes de Estado en su país, al menos violentando la Constitución lo más puede, aunque claro, amparándose en la legalidad de decretos y leyes que sus propios partidarios – y en forma monopólica – viven creando para seguir alimentando su estrategia de crear un país profundamente socialista.
Muchos dirán que lo han votado y que ello le da el derecho de llevar al país hacia donde él y sus electores quieren. No es tan así, ya que ganó solo por un poco más del 50% en el último referendo sobre la opción al SI o al NO, lo que en una democracia implica que si bien es suficiente para mandar, ello no implica que se pueda desconocer a la otra mayoría. Más aún, debe tenerse en cuenta que en esta última oportunidad y en todas las anteriores, Chávez se ha valido demagógicamente del dinero del Estado para comprar votos y voluntades, algo que no es ajeno a lo que sucede con los gobiernos y partidos políticos de otras latitudes latinoamericanas.
No porque él esté enfrente del país, puede desconocer la voluntad del pueblo, al menos el de Caracas donde su partido perdió las elecciones a alcalde. Este miércoles la chavista Asamblea Nacional aprobó una ley que dejó en la calle al alcalde metropolitano, Antonio Ledezma. La ley manda transferir el presupuesto, personal e infraestructura a una nueva autoridad que Chávez designó para manejar la ciudad, dejándole a Ledezma solo el 10% de sus atribuciones.
Chávez también esta semana se ensañó contra el pueblo peruano porque que gobierno de Alan García le otorgó asilo político al líder opositor Manuel Rosales, a quien lo acusa – Chávez directamente – de un acto de corrupción cuando Rosales era gobernador del estado del Zulia. Lo interesante de este caso, fue que Chávez, antes de que hubiera siquiera una investigación y un proceso judicial, dijo durante la campaña electoral anterior que se la tenía jurada a Rosales y que lo haría meter preso. Así que esto evidencia que la justicia es él. Es decir Chávez concentra los tres poderes en uno, es como la Santísima Trinidad. Pero aún, Chávez critica a Alan García de dar cobijo a un corrupto, pero no se olvida que Venezuela dio cabida a Vladimiro Montesinos y a muchos otros corruptos latinoamericanos, así como a montones de guerrilleros de las Farc.
La otra maldad de esta semana fue seguir insistiendo en traer a Irán a América. Nuevamente firmó varios acuerdos de defensa por lo que el gobierno iraní llegó a decir que entra, a través de Venezuela, para ayudar en la defensa continental. No se trata de que está tratando de darle una bofetada a Estados Unidos, lo que es normal en él, sino que está haciéndolo contra el pueblo argentino, incluso con su aliado, el gobierno argentino. El gobierno iraní no ha colaborado en ningún sentido con la justicia argentina por el atentado contra la AMIA, y esa es una gran deuda pendiente y una herida que no es fácil de cicatrizar.
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