viernes, 26 de diciembre de 2008

Delitos virtuales

El internet está cambiando los hábitos de la humanidad. Desde que comenzó su desarrollo masivo en 1990, viene modificando conductas, relaciones, comunicaciones y hasta formas de delinquir.
La gente elige conectarse a la red antes que dormir, hacer deportes o “estar sin hacer nada”, según un sondeo entre 7.159 usuarios de la Asociación Colombiana de Investigación de Medios. Los resultados coinciden con los de Intel publicados esta semana, cuya encuesta entre 2.119 internautas adultos, reveló que el 46% de las mujeres prefiere el internet al sexo y a la televisión.
Si bien a nivel individual la frustración del usuario está relacionada a los 153 billones de spam que se envían a diario, el internet es el nuevo desafío de los gobiernos y sus sistemas de seguridad. Ahora tienen que enfrentar nuevos delitos, desde fraude con tarjetas de crédito, cambios de identidad, hasta proliferación de redes de pedófilos y ataques cibernéticos.
Aparecieron nuevas infracciones, potenciándose además la rapidez y globalización de las anteriores. Por medio de mensajes cibernéticos, por ejemplo, los disturbios en Grecia se contagiaron en minutos a otras ciudades europeas, en solidaridad para vengar el asesinato de un menor; mientras que la policía brasileña desbarató esta semana una red cibernética de pornografía arrestando a personas en zonas tan lejanas como Australia.
La compañía McAfee advirtió que la recesión económica y la falta de atención de parte de los gobiernos a los delitos cibernéticos, puede degradar aún más la confianza de los consumidores. Especializada en seguridad, señaló a China y a Rusia como protectores de este tipo de delincuentes.
EE.UU. acusó este año a individuos y funcionarios de esos países de espionaje electrónico ante la intrusión de hackers en los archivos del Pentágono, lo que motivó a la nueva administración de la Casa Blanca a pensar en crear una oficina de ciberseguridad. El Banco Mundial también reportó que sus sistemas electrónicos fueron penetrados en seis oportunidades en los últimos meses, arriesgándose delicada información financiera.
Lo paradójico es que los países víctimas son los que proveen de tecnología a los agresores. En respuesta, meses atrás, legisladores estadounidenses y europeos anunciaron que crearán leyes para impedir la venta de software para espionaje y bloqueo de internet a gobiernos represivos, así como para promover el desarrollo de herramientas anti censura.
Las compañías privadas como Google, Microsoft y Yahoo, acusadas reiteradamente de proveer tecnología a China y a otros países autoritarios que reprimen a los internautas o bloquean el internet, crearon la Iniciativa de la Red Mundial. Se comprometieron con principios de autorregulación que los obliga a examinar el clima de derechos humanos en un país antes de concluir acuerdos comerciales y a no revelar información privada de sus usuarios.
La censura, el filtrado y el bloqueo son ejercicio diario de gobiernos represivos. Reporteros Sin Fronteras elabora un listado de 15 países “Enemigos del Internet” en el que incluye a Cuba, China, Egipto, Etiopía y Vietnam. El Comité de Protección de Periodistas, en su informe 2008, reporta que hay 125 periodistas encarcelados en el mundo, 56 de ellos por sus trabajos en línea, 24 en China.
A medida que la conexión se extiende más allá de los 1.4 billones de usuarios actuales, emergen nuevos desafíos sobre legislación internacional. Bloquear sitios que incentivan el terrorismo o la pornografía puede ser ilegal en algunos países, pero en otros está permitido. Asimismo, la negación del holocausto puede ser discutido en algunas naciones, pero Google de Alemania y de Francia no puede derivar a sitios sobre ese tema, porque sería ilegal.
Semanas atrás en India, un nuevo foro sobre la gobernabilidad de la red renovó el debate - encabezado por India, Brasil, Rusia y China - para suplantar a la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números, una firma privada californiana sin fines de lucro y contratada por EE.UU., por un cuerpo intergubernamental. Muchos países, sin embargo, prefieren el status quo, es decir que la gobernabilidad esté en manos privadas, ya que hasta ahora fue y es garantía de libertad.
Lamentablemente, lo que ha quedado demostrado hasta ahora, es que los gobiernos se ven desbordados por las revoluciones tecnológicas que año tras año van creando nuevos hábitos y hasta nuevos delitos.