domingo, 19 de octubre de 2008

La risa celebrando democracia

Todo el mundo espera que las elecciones siempre traigan acusaciones bien fuertes entre los candidatos. John McCain y Barack Obama no son la excepción. Se acusan mutuamente de todo y de que ninguno sabrá manejar la herencia de un país que está en profunda crisis y arrastrando a todo el mundo a la recesión.

Pero a diferencia de otros países, lo que distingue la tradición democrática estadounidense, es que a la hora de la verdad, los candidatos se respetan, tiran de la misma cuerda y hasta se dan el lujo de hacer bromas del otro contrincante y sobre sí mismos.

Anoche, Sarah Palin, quien se está llevando las perores risas, sarcásticas y cínicas, por su falta de experiencia e ingenuidad política, apareció en Saturday Night Live, un programa satírico donde una de las invitadas la imita con tanta destreza que ha hecho subir los ratings a cifras impensadas. Palin se rió de sí misma y seguro cosechó más votos.

Pero la experiencia humor–democracia más valiosa la dieron esta semana Obama y McCain cuando un día después del tercer y último debate del miércoles pasado, participaron de una cena caritativa católica que trasmitió en vivo CNN, en el que no solo se gastaron bromas sino también se rieron de sí mismos. Se hicieron chistes sobre el personaje más famoso de la semana “Joe el plomero”, sobre numerosos episodios y acusaciones mutuas en la campaña. McCain fue jocosamente personificado por su vejez y Obama por su arrogancia.

Al final, ya más serios, McCain elogió a Obama por sus habilidades, energía y determinación, “no por nada ha inspirado a muchos más allá de su propio partido”; mientras que Obama habló del honor y distinción que significa competir con un héroe nacional.

Al día después, ambos se enfrascaron en la lucha despiadada por la Presidencia, con algunos golpes bajos pero sin odio y con respeto. Un ejemplo de lo que se logra cuando se alcanza una cultura democrática.