viernes, 24 de octubre de 2008

Enojados con el gobierno mexicano

Los temas de migración, esquivos para los candidatos presidenciales Obama y McCain que pasearon estos días por el Sur de la Florida, son los que han motivado a los programas radiales de Miami para albergar las críticas, enojos e insultos contra el gobierno mexicano por el acuerdo que Felipe Calderón hizo con Cuba, que implica la deportación inmediata para los cubanos que lleguen a sus costas.

Si bien México quiere bloquear al crimen organizado con la industria del tráfico humano, los cubanoamericanos de Miami estiman que Calderón emplea las mismas políticas que Washington aplica a los mexicanos, adoptando posturas de los gobiernos priistas que eran bien benevolentes con Cuba.

Miles de cubanos que escapan en balsas caseras están llegando a las costas mexicanas, evitando a los guardacostas estadounidenses que se han puesto más vigilantes en el Estrecho de la Florida, para luego pasar a pie la frontera. Muchos otros llegan en lanchas rápidas después de pagar miles de dólares a traficantes de humanos, en un negocio que está creciendo bajo la tutela del narcotráfico.

La protesta es grande porque hay una gran diferencia entre inmigrantes cubanos y mexicanos. Mientras los cubanos (que arriesgan sus vidas en busca de libertad) son deportados y arrojados en las cárceles; los mexicanos deportados desde Estados Unidos quedan en libertad y con la opción de intentarlo otra vez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tal parece que el gobierno mexicano considera que solamente los mexicanos tienen derecho a cruzar la frontera con Estados Unidos y luego ser deportados y gozar de libertad en su patria. Mexico no es un buen vecino, asi como trata mal a los centroamericanos a veces encarcelandolos y otras veces deportandolos, tambien lo hace con los cubanos. Quienes estan organizados para defender los derechos humanos, deberian investigar como Mexico trata a quienes no siendo mexicanos, arriesgan su vida tratando de llegar hastaEstados Unidos

Anónimo dijo...

Es una verguenza que Calderón haya pactado con Castro olvidándose de sus mexicanos inmigrantes, sobre quienes ha reclamado continuamente a Estados Unidos el mal trato que se le da a los suyos.